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Fracaso en el glaciar Nigardsbreen

Blog, Noruega

Glaciar Nigardsbreen descendiendo del Jostedalsbreen.

En esta ocasión te cuento el viaje geográfico e interior que vivimos en el destino final de nuestro road trip por el interior de Noruega: el glaciar Nigardsbreen.

Uno de los grandes objetivos de este road trip, al menos el más largo, era conducir los 500 kilómetros de trayecto por carretera que separan el aeropuerto de Oslo-Gardermoen del glaciar Nigardsbreen, el punto más lejano de la ruta, después de unas cuántas paradas por el itinerario. Así que, tras estacionar nuestro vehículo en el aparcamiento habilitado en la misma orilla del lago glaciar, tan solo nos quedaría (y nos quedó) tomar el corto sendero de tres kilómetros que llega hasta el mismo frente del glaciar Nigardsbreen.

Nigardsbreen parkeringsplassen
Aparcados en el lago glaciar (Nigardsbreen parkeringsplassen).

En marcha hacia el frente del glaciar Nigardsbreen

Nada más ponernos en marcha nos adentramos en los primeros metros del sendero y comienza a llover, no demasiado fuerte, pero de manera constante. Era algo que ya esperábamos, teniendo en cuenta que Bergen, a tan solo 175 kilómetros de distancia en línea recta, es la ciudad más lluviosa de Europa (The Weather Channel). No nos preoocupa demasiado, ya que estamos emocionados y bien protegidos por nuestra mejor ropa impermeable, por lo que continuamos avanzando.

Además, antes de salir a la naturaleza reviso la meteorología en varias aplicaciones. Por un lado, Windy siempre ofrece información precisa basada en diferentes modelos, mientras que por otro lado el servicio local yr.no permite conocer detalles importantes de la región. En ambos casos, la previsión de lluvia se cumplió.

Salimos del pequeño matorral que predomina en el sector inicial del sendero y pasamos a un terreno de roca viva, bien esculpida por el retroceso del glaciar, completamente lisa e inclinada con pendiente hacia el lago. Es lo esperable, ya que nos encontramos caminando justo por la cuenca del glaciar, mientras que el terreno frecuentado por otros viajeros que nos cruzamos de ida y vuelta parecía más que seguro.

Solo hubo un detalle que no contemplamos en la planificación del viaje: esta roca mojada se convierte en un tobogán que nos llevaría directos a caer en el lago, por lo que este terreno requeriría botas de montaña, que no llevamos al viaje para reducir peso (sustituidas por unas zapatillas de trekking muy ligeras y cómodas, pero poco eficaces aquí).

Intentamos avanzar entre algunos resbalones pasos que nos obligan a utilizar las manos, pero tras fijarnos en los pies de los nórdicos confirmamos nuestra teoría. Preguntamos si el terreno mejoría más adelante a una pareja de locales que se mueve por aquí con soltura y su respuesta es muy clara: "No con ese calzado".

Ropa adecuada y calzado inadecuado
Ropa adecuada, calzado inadecuado.
El frente del glaciar Nigardsbreen tan cerca y tan lejos
El frente del glaciar Nigardsbreen, tan cerca y tan lejos.

Aquí nos damos cuenta de la certeza del dicho noruego que afirma que “no hay mal tiempo, sino ropa inadecuada” (El clima y las estaciones en Noruega. Visit Norway). En este caso, nuestro calzado fue lo inadecuado.

Tras escuchar la voz de nuestra experiencia en la naturaleza (y el amable consejo de nuestros interlocutores) decidimos no continuar. Por tanto, no pudimos llegar hasta el frente glaciar, como nos habíamos propuesto, pero la experiencia de quedarnos a medio camino fue más que satisfactoria. Nos quedamos con la vivencia del intento y la suerte de contemplar un glaciar, además de increíbles imágenes para el recuerdo, sin olvidar que lo más importante es regresar a casa de una pieza.

El preocupante destino de los glaciares

Antes de abandonar el lugar almorzamos en el centro de visitantes de Breheimsenteret, muy próximo al glaciar. Después de comer damos una vuelta por los alrededores y tomamos unas últimas fotografías del glaciar. El destino es caprichoso y en ese momento sale el sol para que podamos despedirnos del Nigardsbreen con una imagen espectacular. El cielo se despeja y el glaciar se descubre brillante, parece que queriendo despedirse de nosotros.

Glaciar Nigardsbreen descendiendo del Jostedalsbreen.
Glaciar Nigardsbreen desde el centro de visitantes de Breheimsenteret.

Esperamos que la despedida no sea para siempre, ya que por desgracia los glaciares del mundo se encuentran en un retroceso que parece imparable (y esto es algo que a mi, personalmente, me produce mucha angustia). En el propio centro de asistimos a una exposición fotográfica del trabajo de científicos que llevan décadas monitorizando el retroceso del glaciar Jostedalsbreen y su brazo de Nigardsbreen. La muestra es sencilla: primero se ofrecen imágenes de varias décadas, luego varios años y finalmente varios meses. La conclusión es clara: no hace falta ser matemático ni especialista en estadística para comprobar la clara tendencia de desaparición del glaciar en poco tiempo.

Nos marchamos de Nigardsbreen con una sensacion agridulce. Por un lado pudimos disfrutar de esta impresionante manifestación del planeta, mientras que por otro lado sabemos que, muy probablemente, no volvamos a verlo.

El viaje interior: fracasar es sinónimo de aprender

No tengo ningún problema con el fracaso, sobre todo si es en la naturaleza, cuando se trata de darse la vuelta a tiempo. De hecho, podría contar más retiradas que objetivos completados. Entre ellas, varios intentos fallidos de la Ruta 04 (del mar a la cima del Teide) o planes más sencillos que se quedaron a medias porque así lo aconsejó meteorología del momento, como es el caso de “Los erizados yelos del invierno” que viví con el equipo de Lainakai.com. Y es que convivo muy bien con el fracaso como fuente de aprendizaje en todas las facetas de la vida, tanto en los viajes como en las salidas a la naturaleza o en el ámbito laboral, sobre todo en este último, donde lo más importante siempre es poder volver a casa.

En este caso, en el fracaso en el glaciar Nigardsbreen consolidamos el aprendizaje de saber darnos la vuelta cuando el entorno no es favorable, así como confirmar que en Noruega “no hay mal tiempo, sino ropa inadecuada”.

Fuentes y enlaces de interés

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