No soy viajero a tiempo completo, pero he realizado muchos viajes, por trabajo y por placer. Para mí, el significado de viajar va mucho más lejos que su sencilla definición formal: trasladarse de un lugar a otro, generalmente distante, por cualquier medio de locomoción (Real Academia de la Lengua). Bajo mi punto de vista, esta explicación se queda muy corta para expresar el viaje como una experiencia enriquecedora y altamente transformadora, reflexión que se convierte en una motivación para profundizar en esta idea.
Es necesario subrayar que, como canario, viajar es un hábito creado por necesidad, ya que vivir en islas separadas del territorio continental ha marcado fuertemente nuestro carácter y nuestra cultura. Los canarios somos perfectos viajeros desde la llegada de los primeros habitantes del archipiélago hasta la actualidad y quizás por eso nos encontramos siempre en movimiento, dentro y fuera de nuestro hábitat (para profundizar en este aspecto, hablo más extensamente sobre los canarios viajeros en Lainakai.com).
Volviendo a la motivación principal de este artículo, la experiencia de viajar trasciende al hecho de trasladarse. Simplemente, puedes moverte de un lugar a otro con diferentes medios: en avión, en barco o en tren, en coche o en moto, en bicicleta, caminando… pero es justamente lo que ocurre durante el trayecto y sus paradas lo que convierte este desplazamiento en un verdadero viaje.
Aprendizaje
Como profesor debo comenzar destacando que uno de los mayores encantos que aportan sentido a la acción de viajar es la oportunidad de aprender en un contexto muy amplio (al menos más amplio que nuestro entorno habitual).
Por un lado, para viaja es necesario planificar, investigar e integrarse en culturas diferentes. Esto permite interactuar con otras tradiciones, costumbres y formas de vida para acceder a nuevos puntos de vista, ampliar nuestro conocimiento y comprender mejor la diversidad humana. Actividades como visitar mercados locales o museos, o simplemente conversar con los habitantes de la zona para pedir un café o solicitar indicaciones para llegar a un sitio, son experiencias que enriquecen y educan.
Por otro lado, introducirse en los espacios naturales de otras regiones permite conocer mejor la diferentes manifestaciones de la biodiversidad, observar la geografía y comprender procesos del planeta que desde la distancia parecen muy complejos. Entender mejor el clima y la meteorología, el ciclo del agua, la formación de las cordilleras o la astronomía –entre otros procesos– ayuda a comprender cómo la distribución del planeta en torno a esta diversidad determina las características propias de cada región y de sus habitantes.
Apreciar la belleza natural del planeta
El mundo está lleno de maravillas naturales que inspiran asombro y admiración. Los océanos, los grandes bosques, las montañas, los glaciares o los desiertos son espacios únicos para la contemplación y la fotografía, pero también tienen la capacidad de invitar a la reflexión y ejercer un efecto positivo sobre los pensamientos del espectador. Al apreciar y comprender la belleza natural del planeta, los viajeros desarrollamos un mayor sentido de responsabilidad hacia la protección del medio ambiente (al menos en mi caso) mientras que nuestro paso por estos lugares permite conocer otros modelos de gestión y conservación, aprender de ellos y tener la oportunidad importar sus mejores prácticas a nuestro territorio.
Viaje personal y cambio
Para mi, viajar es una poderosa vía de auto descubrimiento y crecimiento personal. Enfrentarse a nuevos desafíos, adaptarse a entornos desconocidos y superar obstáculos imprevistos fortalece la confianza y la resiliencia, ya que los viajes nos sacan de nuestra zona de confort para desarrollar habilidades como la resolución de problemas, la toma de decisiones y la comunicación efectiva.
Hay una especie de magia cuando nos vamos lejos y, al volver, hemos cambiado.
Kate Douglas Wiggin
Al estar continuamente expuestos a diferentes formas de vida y costumbres desconocidas, los viajeros a menudo encontramos nuevas pasiones, intereses y metas que pueden provocar un cambio significativo sobre nuestra forma de ver el mundo, nuestros hábitos de vida e incluso nuestra trayectoria profesional.
Fue durante un viaje a Islandia cuando recibí una gran sacudida y se abrió una grieta por la que empezaría a ver otra forma de vivir. A miles de kilómetros de distancia, pude comprender que una vida basada en el trabajo acelerado y absorbente era algo totalmente irrelevante dentro del enorme planeta que habitamos. En ese momento, algo en mi cabeza había hecho clack de manera irreversible, por lo que pocos años después terminaría matando por completo a mi antiguo yo profesional para llegar hasta aquí.
Creación de recuerdos
Finalmente, los recuerdos generados durante un viaje son tesoros de valor incalculable que permanecen de por vida en nuestra memoria. Las experiencias vividas, las personas conocidas y los lugares visitados se convierten en historias que se pueden contar y revivir una y otra vez, sirviendo tanto para la satisfacción personal como de inspiración y descubrimiento para otras personas.
El significado de viajar es personal e intangible
Sin ninguna duda, el significado de viajar reside en el efecto que esta experiencia ejerce sobre cada persona y será cada una quien le atribuya un valor u otro.
Mi principal motivación para viajar reside en la capacidad de aumentar mi campo de visión y el poder ampliar horizontes. Cambiar de paisajes y de culturas me permite contemplar el mundo desde una perspectiva mucho mayor, ya que porque viajar es más que una cuestión física o geográfica. Se trata de algo mental, que modifica la estructura del pensamiento y la interpretación de la realidad.
La grandeza de los paisajes y la distancia siempre me han aportado el espacio y el tiempo necesarios para reflexionar, conectar ideas y modificar mis propias estructuras mentales (a veces demasiado rígidas) además de llenarme de determinación y coraje para tomar decisiones críticas.
Pero viajar no solo ha provocado en mi cambios profundos y transformaciones significativas. De hecho, esto ocurre en pocas ocasiones y lo normal es que viajando simplemente me encuentre disfrutando de la experiencia, de los lugares y de la compañía (y eso hace que ocurra todo lo demás).
En definitiva, viajar es, para mi, una experiencia realmente significativa que trasciende al ámbito físico y geográfico. Seguiré insistiendo en la importancia de viajar como proceso vital que nos acerca a esas culturas y esas grandes manifestaciones del planeta que, en su estado más puro, tienen un enorme poder de cambio positivo sobre las personas y viceversa. Si la forma de llegar hasta ellas es viajando, ese es para mi el significado de viajar.