El volcán Teide corona Tenerife, mi isla natal, con una altura de 3.715 metros sobre el nivel del mar. Allí arriba las fuerzas de la naturaleza se intensifican. Los vientos y las nubes crean un fenómeno muy característico conocido como "el sombrero" que en atardeceres como este nos regala imágenes sobrecogedoras.
En esta ocasión, sin planificar ni pensar demasiado, mi amigo Pablo (Lainakai.com) y yo decidimos subir a Las Cañadas del Teide sin esperar demasiado. Para nuestra sorpresa, en el mirador de la tarta nos vimos envueltos en un atardecer espectacular, con el cielo incendiado sobre el volcán, como si fuera una erupción que nos recuerda que sólo está dormido. Por supuesto, no dudaríamos fotografiarlo.